lunes, 30 de octubre de 2017

La Nada. (Microrrelato para la Noche de Todos los Santos)

 
  He despertado de un sueño hermoso que he olvidado al instante. Razones hay de sobra. La esencia del terror se ha apoderado de mi. He abierto los ojos aún con la sonrisa en los labios y una paz infinita en mi interior para descubrir que me rodea una oscuridad absoluta, impenetrable, insondable, la misma que encontramos cuando cerramos los ojos por la noche cuando vamos a dormir. Resulta difícil saber si mis párpados están abiertos en realidad, pues la negritud es total, la misma que podemos apreciar cuando apagamos la linterna en una sima a cientos de metros de profundidad bajo tierra. Mi cuerpo está agarrotado, no puedo mover ni un solo músculo, ni un solo dedo. No puedo emplear ninguno de los sentidos. No tardan en llegar la ansiedad, la claustrofobia, las dificultades respiratorias, la incapacidad de gritar… ¿dónde estoy? ¿cuánto tiempo voy a estar así? ¿se trata de una terrible pesadilla? No, no lo creo, estoy plenamente consciente, totalmente despierto. No es un mal sueño. Ha de tratarse de algo muy diferente…pero ¿de qué?...

©Javier Carrasco 2017

2 comentarios:

  1. Celebro que te guste, Mark. Muchas gracias

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  2. Hola, Javier, qué tal...? Celebro verte activo.

    Me gusta ver prosa recreativa en el texto, lectura que habla más entre líneas que entre lo que parece haber escrito. Y lo representas muy bien, invitando a pensar mientras uno lee.

    De qué se trata...? Creo que de sensaciones de desgana. Esas que mejor apartarlas y tomar el mejor de los remedios: Actividad. Y la actividad ha de ser tanto física como mental.

    Estoy leyendo ahora a Ray Bradbury, y en prosa así para leer entre líneas... es todo un maestro entre maestros. A mí a veces me hace detenerme en la lectura y pensar un rato. Y a veces hasta regreso unas líneas atrás para relamerme en un sabroso deleite de letras.

    Un abrazo.

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